Bolivia vive sus primeras horas en libertad y democracia después de casi 14 años en las que el
Estado de Derecho, las libertades ciudadanas, de prensa y los derechos humanos fueran
restringidos por un régimen de gobierno que trabajo priorizando una orientación ideológica
antes que los verdaderos intereses de la patria.
Es bueno que las naciones del mundo conozcan que en estas últimos años pero con mayor
intensidad estas últimas semanas, Bolivia fue escenario de una disputa de posiciones políticas,
ideológicas y de intereses oscuros de la delincuencia internacional que están tratando de
horadar la estabilidad de nuestras naciones y de buscar la polarización social con el único
objetivo de asentarse en nuestros territorios para minar la esencia de nuestras instituciones y
degradar nuestros valores y cultura. Lo que no calcularon las fuerzas antidemocráticas y
delictivas es la gran fuerza y entereza de nuestra sociedad, en todos sus sectores, estamentos,
regiones y culturas, con especial hincapié en la participación de la juventud, que decidió
entregar su vitalidad y energía a la gran causa de recuperar nuestra democracia y restablecer
la confraternidad nacional y social contrarrestando las actitudes de odio, racismo y
regionalismo que inculcó maliciosamente con métodos autoritarios del gobierno de Evo
Morales, orientado por la doctrina del socialismo del siglo XXI.
La movilización pacífica del movimiento cívico, contrasta con la posición agresiva, de
confrontación y odio que encarnan pequeños pero violentos grupos que hoy no caen en
cuenta que la política abrió una nueva página en la historia nacional: la del reencuentro de los
bolivianos, de respeto mutuo y revalorización de nuestros valores de solidaridad y fe.
Estamos convocados para manejar pulcra y eficientemente la administración pública, pero
fundamentalmente para convocar y efectuar elecciones generales libres y tranparentes, en las
que concurran todos los partidos y organizaciones políticas en igualdad de condiciones, sin que
los recursos económicos y bienes públicos beneficien particularmente a ningún candidato.
Para este importante cometido invitaremos formalmente a la Organización de Estados
Americanos, la Unión Europea y otras organizaciones internacionales que tengas la
experiencia en esta materia.
Bolivia no vivió ningún golpe de Estado, la presidenta del Estado Plurinacional, asumió la
primera magistratura del país respetando la Constitución política del Estado y la normas
legales vigentes, tal como lo acredita el Tribunal Constitucional, por lo tanto cualquier juicio
emitido por cualquier autoridad de otras naciones que no respete este contexto legal, es faltar
a la verdad de los acontecimientos e incurrir en injerencia e la política interna boliviana.
Este gobierno tiene que guiar al país por el camino de la reconciliación y unidad nacional,
de todas las bolivianas y bolivianos.
Este gobierno de transición será un gobierno de dialogo, de reencuentro, de reconciliación. Es
un gobierno que respetara y hará respetar la CPE y las leyes. Es un gobierno que respetara a
los símbolos del Estado, que no dará marcha atrás en las políticas de integración y
participación política y economica de los pueblos indígenas. Es un gobierno que respetara a
los derechos de las autonomías indígenas y regionales. Es un gobierno que tendrá como
prioridad la lucha contra la violencia de género y la protección del medio ambiente.
Este gobierno no es un gobierno que quiere volver al pasado, es un gobierno que recoge el
deseo de 11 millones de bolivianas y bolivianos de mirar al futuro, poner los cimientos para
la reconducción democrática del país.
Quedan atrás los tiempos en los que se exacerbaban los odios étnicos, de clases sociales,
que dividían a los bolivianos como instrumento de control político.
Estas semanas de protesta pacífica nos recuerdan que no hay nada imposible para un pueblo
unido que se levanta por una causa justa .
A partir de hoy, Bolivia asumirá un rol activo en el conjunto latinoamericano y mundial,
sin falso protagonismo ni posturas históricas.
Bolivia debe ser tierra de contactos y no de antagonismos, ser bisagra y nexo de
interacción, jamás de discusión.
Reconduciremos el diálogo y fortaleceremos nuestras relacione con los países vecinos y
con todos los países que conforman la comunidad internacional.
Tenemos poco tiempo, pero haremos lo necesario para dejar una política exterior
estructurada y un cuerpo diplomático apto para servir al interés nacional
